Morató Aragonés nace en Reus, Tarragona, en 1923. Por circunstancias familiares reside en Cornudella entre 1928 y 1941. Es allí donde despierta su vocación pictórica mientras acompaña pintores como Ignasi Mallol, Bosch Roger, Gonzalo Lindín o Ivo Pascual, que en 1940 le animó a estudiar Bellas Artes.
En 1941, después de ganar la Medalla Fortuny, se traslada a cursar Bellas Artes a Barcelona , ciudad donde se inspira en Bonaventura Puig i Perucho, heredero del paisajismo corotiano. Iniciado en el impresionismo, serán los sucesivos viajes a París a partir de 1950 los que le llevarán a definir un lenguaje de síntesis, entre la tradición naturalista del paisaje, la racionalización constructivista, herencia de Cézanne, e incluso la abstracción , que se hacen evidentes tanto en el trazo como en el color y el tratamiento de la materia.
El descubrimiento de la pintura plana y la obra de Clavé, Bouffet o Chagall le acentúan el gusto por una estética expresionista, de perfiles marcados y preferencia por las tonalidades frías, empezando a ser conocido por su “rica paleta agrisada”.

Santes Creus, de Morató Aragonés
Esta búsqueda del equilibrio entre lo real y lo abstracto le llevaron a trabajar al margen de grupos o movimientos y a mantener una relación permanente con la forma y la realidad, a pesar de tener épocas en que la rigidez de la espátula le acercaba más al informalismo matérico, como él mismo reconoció en muchas ocasiones. De la geometrización de los sesenta pasará progresivamente, con la recuperación del pincel y las tonalidades cálidas, a una mayor suavidad en les formas, aun manteniendo la fuerza y la audacia del trazo.
Morató Aragonés siempre se mantuvo vinculado a su tierra pintando los paisajes de Cornudella y Reus, que alternaba en sus períodos más viajeros con vistas de los lugares que visitaba (Marruecos, Francia, Holanda, Suiza, Inglaterra, Italia…)
El paisaje francés, con una arquitectura que favorecía la geometrización, y el austero paisaje castellano, que propiciaba el juego cromático y compositivo de difícil solución, fueron dos vértices opuestos de una realidad que él supo conjugar con destreza. Fundamentalmente paisajista y excelente dibujante, dedicó también a la figura y a las composiciones de cafés gran parte de su producción. Sin olvidar, en épocas intermedias, los temas de marinas y los bodegones.
Con un extenso palmarés, reflejo de la dedicación apasionada a la pintura duranet más de 65 años, fue también un gran amante de las tertulias, siendo incondicional de las que tuvieron lugar en puntos emblemáticos de la capital catalana: Kansas, La Punyalada, Samoa, La Cova del Drac y Escarlata.
En 1996 recibió la Medalla de Oro de la Ciudad de Reus, y en 1999 fue nombrado Hijo Adoptivo de Cornudella de Montsant.
Si está interesado en alguna de estas obras de Josep Mª Morató Aragonés, visite nuestra tienda
o contactenos en recurellart@gmail.com